El dolor que no se ve: autolesiones en víctimas de violación

María Ulo

Las adolescentes que sufrieron agresiones sexuales se autolesionan para huir de su cuadro de depresión. Generalmente su agresor es un miembro de su familia, lo que, en muchos casos, se les hace difícil denunciar. A lo que se suma, la falta de atención psicológica. La esquizofrenia, insomnio y niveles altos de ansiedad son las secuelas más comunes.

Edición 85. Viernes 21 de abril de 2023.

Giovanna tenía sólo 10 años cuando fue vejada por su padrastro. Al contarle a su mamá esta no le creyó, pero además la acusó de provocar el delito. No fue su culpa, pero la niña tenía sentimientos de culpabilidad que la carcomían por dentro, mientras el agresor huyó. Años más tarde, cargaba frustración, impotencia y ansiedad; las autolesiones en su cuerpo demostraban su dolor.

“(Giovanna (nombre cambiado) a los 14 años ingresó al mundo de las drogas e intentó quitarse la vida varias veces porque durante cuatro años estaba cargando sentimientos que la atormentaban. Cuando llegó al espacio de protección prácticamente todo su cuerpo estaba mutilado y con cicatrices muy fuertes. No podía dormir. Tuvimos que apoyarla con tratamiento psiquiátrico para controlar sus niveles de ansiedad”, cuenta Elizabeth Velasco, psicóloga de la Fundación Munasim Kullakita, donde la joven fue atendida.

Las adolescentes que viven violencia intrafamiliar y sexual son las más vulnerables a las depresiones crónicas, que muchas veces derivan en autolesiones e incluso en suicidios debido a que sufren en silencio.

Los psicólogos consultados explican que las víctimas callan las agresiones sexuales porque, en la mayoría de los casos, sus agresores son parte de su familia y/o son amenazadas por estos. En otras situaciones, cuando las adolescentes revelan las vejaciones, su entorno duda de su testimonio e incluso las responsabilizan del delito, como sucedió con Giovanna.

En Bolivia, las agresiones sexuales a adolescentes son una problemática constante. Según la Coordinadora de la Mujer, con base a datos de la Fiscalía, en 2022 se registraron 10.558 denuncias de violencia sexual. De estas, 2.593 casos se tratan de violación a infante, niño, niña y adolescente.

Munasim Kullakita es una de las pocas instituciones que trabaja en atención de niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual en el departamento de La Paz. En sus 15 años de trabajo evidenció que la mayoría de las jóvenes presentan sentimientos negativos, que afectan a su salud mental si no son canalizados a tiempo.

Uno de los efectos más comunes es la depresión, lo que en algunos casos deriva en las autolesiones. Velasco explica que muchas adolescentes creen que las emociones reprimidas, pueden ser aliviadas mediante el dolor provocado por los cortes u otras lesiones en sus cuerpos.

“Hace años las autolesiones eran en las muñecas, pero ahora recurren a partes que no son visibles como las entrepiernas, ombligos, axilas o raspar la piel hasta causar el sangrado”, revela la psicóloga Velasco.

Imagen ilustrativa. Getty Images.

La autolesión es una consecuencia de los problemas de salud mental. Esta problemática cada año acrecienta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2020 una de cada ocho personas en el mundo padecía un trastorno mental, siendo los más comunes la ansiedad y la depresión.

Pese a ello y a que existen opciones eficaces de prevención y tratamiento, la mayoría de las personas que tienen trastornos mentales no acceden a una atención efectiva, brindada por el Estado y en Bolivia ello es evidente.

Según Patricia Kucharsky -psicóloga clínica- en el país hay una ausencia de políticas públicas que aborden el tema de salud mental. Ello se evidencia a que no se cuenta con datos oficiales de cuántas personas se autolesionan. Sin embargo, comenta que solo ella atiende a la semana dos a tres casos relacionados con autolesiones.

Las secuelas en las víctimas varones y mujeres son distintas. En una sociedad machista muy pocos hombres reconocen que sufrieron de violencia sexual, explica el psicólogo Jesús Calle, especialista en trabajo con adolescentes.

“Las mujeres presentan comportamientos explosivos, se alejan del agresor y sufren autolesiones, pero en los varones adolescentes la familia y la sociedad no reconocen el delito y es mucho más complicado. Son comportamientos de autodestrucción que aumentan”, resalta.

Calle explica que las autolesiones tienen diferentes facetas, puesto que hay víctimas que, por problemas emocionales, participan en deportes de alto riesgo, peleas campales y el consumo de drogas a edad temprana con el fin de poner en riesgo su vida.

Imagen ilustrativa. Dimitrisvetiskas1969.

Violencia sexual comercial

La violencia sexual tiene varios rostros, una de estas es la explotación sexual comercial. Las víctimas de este delito presentan cuadros más graves, porque son obligadas bajo amenazas o golpes para ser explotadas sexualmente. Las autolesiones en estos casos son más crueles y las víctimas no solo requieren apoyo psicológico, sino, en muchos casos, tratamiento psiquiátrico.

“En nuestro espacio de protección tuvimos adolescentes que sufrían baja tolerancia a la frustración, personalidad bipolar, rasgos de esquizofrenia y constantes intentos de suicidio”, remarca Velasco.

Julia (nombre cambiado) tenía 13 años cuando, con engaños, fue a trabajar a una vivienda de El Alto para cuidar a un niño, pero fue captada por una red de trata y luego trasladada al norte de La Paz, donde la entregaron a la dueña de un prostíbulo.

La psicóloga resalta que la joven sufrió la desvalorización de su cuerpo por una serie de vejámenes que vivió durante su encierro y que se agravó con el rechazo que recibió de su familia una vez que fue rescatada.

“Ella empezó con las autolesiones luego de ser captada a fin de canalizar las frustraciones que acumuló, porque fue obligada a mantener relaciones sexuales con varones de poblaciones dedicadas a la explotación de oro. Tenía convulsiones constantes, porque fue sedada por varios meses y eso le provocó problemas neurológicos”, relata la profesional.

Imagen ilustrativa. Kat Jayne.

¿Qué hacer con adolescentes que se autolesionan?

El psicólogo Calle considera que es esencial no juzgar a los adolescentes cuando la familia descubre el problema. Aconseja generar espacios de confianza, para que ellos se desahoguen y hablen de sus preocupaciones de manera paulatina.

“Sólo escucharlos e involucrarlos en actividades familiares sencillas puede cambiar su destino”, reflexiona.

Advierte que cuando las familias prefieren ignorar el problema, por vergüenza o censura de su entorno, la situación puede empeorar. Por ello, recomienda, entender que la salud mental es un problema que debe ser atendido.

“Es importante aclarar que el tratamiento psicológico puede ser largo. No basta con una o dos sesiones, pero el tratamiento psicológico puede ser largo”, aclara.

Otros motivos de las autolesiones

El psicólogo Calle cuenta que el proceso de la adolescencia es una etapa compleja de los seres humanos y la falta de atención oportuna a los sentimientos de odio, tristeza, miedo y asco pueden derivar en autolesiones.

La profesora Gladys Laruta, quien trabaja en el Distrito 8 de la Ciudad de El Alto, identifica que otros de los factores por los que las y los adolescentes se autolesionan son el abandono de los padres o tutores y dificultades en relaciones con sus parejas.

“Creen que con la autoflagelación están libres; son adolescentes que estaban tristes. Tienen una gran impotencia por no saber contar sus penas”, agrega.

La Fundación Voces Vitales —institución de educación inclusiva, que atiende casos de bullying y autolesiones— en su diagnóstico sobre la problemática establece que las autolesiones en adolescentes son recurrentes debido a que Bolivia tiene altos índices de violencia.

Por ello, Patricia Flores, directora de la Fundación, recomienda a las familias y a los colegios estar alertas ante esta problemática y acudir a centros que brindan ayuda al respecto.

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Con reportería de Nayma Enríquez.
Foto portada: Lonely Place


María Ulo Choquehuanca es periodista paceña de televisión. Ahora se colocó el reto de incursionar en las crónicas escritas. Trabajó por 17 años en la Red ATB. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Radial 2016.
María Ulo Choquehuanca es periodista paceña de televisión. Ahora se colocó el reto de incursionar en las crónicas escritas. Trabajó por 17 años en la Red ATB. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Radial 2016.