Entre disidencias y feminismos, se vivió la Marcha de las Diversidades Sexuales en Santa Cruz de la Sierra, donde —tras muchos años de reivindicación por sus derechos— la población GLBTQI+ se muestra sin miedo, alegría y fuerza.
Edición 60. Lunes 4 de julio de 2022
La XXII Marcha de las Diversidades Sexuales se realizó el sábado 2 de julio en Santa Cruz de la Sierra, una de las ciudades donde, años anteriores, muchos de sus habitantes discriminaba abiertamente la población lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer, intersexual (GLBTQI+). El evento estuvo marcado por la alegría y la presencia de centenares de personas de todas las edades, quienes fueron a festejar su forma de ser, amar y sentir placer.
En ese espacio brilló la diversidad de música, colores, banderas, clases sociales, edades, formas y vestimentas. Las personas que se dieron cita a este evento se mostraron orgullosas de existir y ser maricas, trans, queer, pansexuales o «marcianos de otro planeta”, como mencionaron en la tarima, donde culminó el festejo.
La primera marcha en la ciudad de Santa Cruz fue en el año 2000 y, según las asociaciones que la organizan y lideran, solo participaron 50 personas. A 22 años de aquella vez, la Asociación de Adultos Mayores LGBTIQ+, que inició el camino de la revolución del orgullo, abrió paso a al menos un millar de personas que participó en esta fiesta de la diversidad.
Las diversas personas llegaron en grupos, algunas solas, en bloque de amigos o acompañados de familiares aliados. Todas derrochaban ánimo entusiasta, revolucionario y orgulloso.
La mayoría notable en el cuerpo de la marcha fue joven, que expresó políticamente sus mensajes a través de memes o frases como “Love is Love” (Amor es amor); “Volvemos a las calles con rebeldía y amor”; “Las diversidades y disidencias no se callan”; “Mi mamá me enseñó a comer de todo”.
El amor fue una de las expresiones que más se sintió y vio en las calles de Santa Cruz, durante la marcha. Esta vez esos afectos no tuvieron ningún tipo de rechazo, como en otros años, cuando grupos conservadores o los denominados «provida» también se daban cita para hostigar a quienes participaban en el evento.
A diferencia de otros años, muchas de las personas no cubrieron su rostro con antifaces, principalmente, adolescentes y jóvenes. Además, dentro la marcha el lenguaje se volvió inclusivo: el pronombre les era lo que más se escuchaba.
Por primera vez, esta marcha estuvo conformada por bloques identitarios, pero también bloques independientes y políticos, como los movimientos disidentes, lesbofeministas y feministas. Estos que con diferentes posiciones, performances y actos mostraron también la diversidad de pensamiento respecto al tema.
La alegría, la música y el baile contagiaron a todas las personas que fueron a ver y a apoyar la marcha. Muchas de ellas acompañaban con el baile, cantos y aplausos desde sus lugares.
Mayte Flores —modelo, empresaria, trabajadora sexual, influencer y conocida como la “reina del pueblo” — también estuvo presente en la marcha y fue recibida con cariño.
Durante las casi cinco horas que duró la marcha, se escucharon muchas de las canciones que forman parte del repertorio del orgullo LGTBQI +. Una de esas fue I will survive de Gloria Gaynor: «Oh no, not I, I will survive, oh, as long as I know how to love, I know I’ll stay alive” (“Oh no, no yo, yo sobreviviré, oh, mientras sepa cómo amar, sé que seguiré con vida”), cantaba la gente.
Se vieron diversas estéticas y formas de expresión, desde personas vestidas como Buzz Lightyear hasta atuendos similares a los que usa Lady Gaga. Además del estilo de la cantante, su música estuvo presente: “I’m beautiful in my way, because god makes no mistakes, I’m on the right track baby, I was born this way” (Soy hermosa a mi manera, porque Dios no comete errores, estoy en el camino correcto, nena. Nací de esta manera).
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Texto: Sara Vásquez.
Fotografías: Navel Arroyo y Sara Vásquez.