Los cooperativistas devoran el oro amazónico

Jimena Mercado

El mineral dorado fue uno de los que mejor ha cotizado en los meses de pandemia. Y los mineros cooperativizados son los que se quedarán con las jugosas ganancias a costa del Estado boliviano.

Edición 2 / lunes 31 de agosto de 2020

Si el oro que se explota en Bolivia sería una torta, casi toda ésta iría para los cooperativistas mineros. Así se evidencia al navegar por los ríos amazónicos Kaka y Beni, del norte de La Paz, donde grandes dragas chinas y colombianas devoran los ríos en búsqueda del mineral preciado, incluso durante la pandemia del coronavirus.

La estructura de actores mineros vinculados a la extracción del oro está representada por cooperativistas auríferos (89%), privados (10%) y Comibol (1%) a través de compras marginales a la Empresa Boliviana del Oro (EBO).

El boom del precio del oro a nivel internacional dio paso a la expansión descontrolada de las cooperativas mineras auríferas en el país. Esto causó el desplazamiento del sector minero estatal sobre uno de los recursos naturales no renovables más estratégicos para la economía nacional, aún más, en una coyuntura de contracción económica mundial por la pandemia del COVID-19.

De acuerdo con los datos del especialista en temas mineros de la Fundación Jubileo y expresidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Héctor Córdova, en Bolivias, sólo en el departamento de La Paz operan 1.250 cooperativas auríferas, 20 en Beni y otras en Santa Cruz.

“Una situación muy especial es que a diferencia de otros metales es que durante la pandemia el oro ha subido su cotización, rozando 1.750 dólares por onza troy, que es un factor fundamental para que las personas vinculadas al oro no abandonen esta actividad ya que esta cotización no es usual”, apunta el experto.

El Servicio Nacional de Registro y Control de Minerales y Metales (Senarecom) confirmó que el oro tuvo un rendimiento notable en el primer semestre de 2020, pues al 7 de agosto el precio reportado por la Asociación del Mercado del Oro en Londres (LBMA) cotizó en 2.067 dólares la onza troy. Este dato se trata de un récord histórico en la bolsa, mayor a las cifras de 2012.

La ambición del sector cooperativista no tuvo reparos en tranzar, hace algunos años, con capitales extranjeros al margen de la ley para inundar los ríos de la Amazonía con gigantes dragas chinas denominadas “dragones” con el apoyo del Movimiento al Socialismo (MAS).

En su búsqueda del oro aluvial, las dragas chinas y colombianas destruyeron las orillas de los ríos del norte paceño dejando en su lugar promontorios de piedras; desmontaron franjas ecológicas sin autorización; deforestaron montes para instalar campamentos; movieron el cauce de las aguas y generaron ambientes propicios para la instalación de organizaciones criminales en torno a actividades ilícitas.

Y estas no cesaron durante la cuarentena rígida, es más de acuerdo con denuncias de los dirigentes indígenas aprovecharon esos meses para trabajar con mayor libertad.

Su poder político

Las cooperativas mineras no solo ganaron mayor protagonismo en el sector extractivista a través de derechos mineros adquiridos, incluso en áreas fiscales, con la venia de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM), sino también, mayor fuerza política.

Durante el Gobierno de Evo Morales (2006-2019), el sector cooperativista fue el hijo mimado después del cocalero, y su incidencia política se hizo sentir también durante la administración de transición constitucional de Jeanine Áñez, tras la crisis política y social por el conflicto poselectoral del año pasado.

Los cooperativistas colocaron y sacaron a los ministros de Minería y Metalurgia del Gobierno transitorio en medio de pugnas internas de poder, al punto de rotar tres titulares de cartera en solo seis meses.

La designación de los ministros de Minería fue producto de las presiones del sector cooperativista, lo cual demuestra el momento que transita el país. El actor cooperativista minero ha sido priorizado frente al estatal y privado, lo mismo que sucedió en la gestión de Morales.

Sin políticas monetarias en torno al oro

Pablo Poveda, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), observa que en el país se creó la EBO, no para aumentar las reservas internacionales del metal precioso, sino para impulsar la actividad aurífera en la región amazónica, lo cual no fue estratégico para el Estado.

“EBO es marginal, cuenta con un capital de sólo 5 millones de dólares, entre el 2010 y 2015 compró apenas 500 kilos de oro, en cuanto a las reservas internacionales de 2014 el oro y representaba el 11% de las reservas internacionales, mientras que la participación del oro al 17 de abril de 2020 es del 38% y es porque han caído las reservas internacionales. Actualmente contamos con 43 toneladas y el 2014 tenía 42.5 toneladas, el único oro que compró para fortalecer es lo que le vendió EBO”, explica.

A criterio del experto, EEUU sabe la importancia de contar con reservas internacionales en oro, tanto así que representan el 74.5%, al igual que en Alemania, Francia e Italia. Mientras que Bolivia tiene un bajo nivel de reservas en oro a pesar de que la explotación aumentó en promedio de 30 toneladas anuales.

Poveda recomienda al Estado comprar todo el oro que se explota para fortalecer sus reservas internacionales frente a la incertidumbre del dólar.

En la última etapa de su presidencia (2017-2019), Pablo Ramos manifestó el interés del Banco Central de Bolivia (BCB) de comprar oro directamente de los cooperativistas para que este metal precioso no se vaya al exterior y vaya a engrosar las reservas internacionales por su carácter estratégico. Pero no pudo concretar ningún convenio con este sector que se rehúsa venderle al Estado.

La cotización del oro llegó a 2.000 dólares la onza troy y puso al mineral como un sostén preponderante de las reservas del BCB con el 42% del total, algo que ayuda a apuntalar los bonos, según el sitio Bloomberg.com, especializado en economía.

Los bonos con vencimiento en 2028 subieron de 13 centavos a 88,6 centavos por dólar estadounidense desde un mínimo de abril, a pesar de las pérdidas perpetradas por los bloqueos carreteros en agosto, que protagonizaron los simpatizantes de Evo Morales exigiendo elecciones en septiembre.

«Una gran parte de las reservas está en oro, por lo que se ha apreciado hasta el punto de compensar el impacto negativo que tuvieron a principios de año», dijo Filipe Gruppelli Carvalho, asociado de Eurasia Group con sede en Washington DC..

El costo de una onza de oro ha subido un 26% y escaló hasta los 2.000 dólares desde fines de marzo. Esto elevó el valor de las tenencias de metales preciosos de Bolivia a 2.888 millones dólares al 7 de agosto, en comparación con los 2.090 millones dólares a fines del año pasado. Eso aumentó las reservas totales a 6.680 millones dólares desde 6.470 millones dólares, según datos oficiales del BCP.

Según el Bank Of América en los próximos 18 meses la onza troy de oro podría cotizarse en 3.000 dólares.

Para el especialista Pablo Poveda, el oro es muy fluctuante y volátil y el país no tiene mayor incidencia en la oferta que llega solo al 0.9% a nivel mundial.

De acuerdo con la oferta mundial de oro, ésta se concentra en 10 países que tienen el 64% de la producción mundial: entre los que se encuentran China Australia, Rusia y Estados Unidos, además de Perú en América Latina y México en centro América.

La participación de la minería en el Producto Interno Bruto (PIB) en el país fue del 5,73% mientras que la participación del oro fue del 1,64%. Las exportaciones también crecieron, el 2018 representó el 12,92% como valor de las exportaciones que a su vez han superado al valor de las exportaciones de gas.

“El 2018 el 44% corresponde a exportaciones de minerales y solo el 34% a hidrocarburos, es momento de reflexionar sobre las fuentes de ingresos”, menciona.

Sin embargo, al momento de ver las regalías que dejan al país las exportaciones del oro, éstas no tienen relación. Como ejemplo cita que en 2018 las regalías fueron de 30 millones dólares, pero en cuanto al valor bruto de la producción apenas representan entre el 2,5%. “Si con el gas tenemos el 50% de regalías con el oro entre el 2 al 3%, cifras demasiado bajas”, afirma.

¿Cooperativistas?

En cuanto a los empleos en las cooperativas auríferas, la Autoridad de Fiscalización y Control de Cooperativas (AFCOOP) registró a más de 40.663 trabajadores en el sector aurífero el año 2016, los hombres representan el 84% y las mujeres el 16%.

Al respecto, Poveda observa que el sector cooperativista minero muestra que cuenta con trabajadores que son asalariados y no son socios, lo que distorsiona el espíritu del cooperativismo.

“Es importante corregir la política contradictoria del sector cooperativista que no se respeta los principios del cooperativismo existiendo una diferenciación social que impide la inversión privada, lo que lleva a la ilegalidad de las operaciones y la comercialización como el caso de las chinas a través de sus dragas que se apropian de la mayor producción”, menciona.

Asegura que tampoco es suficiente el control de comercialización que realiza Senarecom, que a criterio de la propia institución es deficiente, pues el Estado debería comprar todo el oro que se explota para fortalecer sus reservas internacionales frente a la incertidumbre del dólar.

La fiebre del oro no solo ha conllevado a la explotación ilegal, sino también a la comercialización irregular, el Cedla recuerda que el Gobierno del MAS no aclaró qué sucedió el 2014, cuando el Ministerio de Minería registró casi 34 toneladas de exportación de oro y la Aduana reportó 139 toneladas.

“Hubo un déficit de 105 toneladas que no se sabe de dónde vienen, no están registradas en la producción, ni se detalla su origen en el quinquenio 2014-2018”, concluye.


Jimena Mercado
Jimena Mercado

es periodista de investigación, especializada en medioambiente y economía. Destapó las sociedades ilegales entre cooperativas mineras y capitales chinos para la explotación ilegal del oro en la Amazonía boliviana a través de su serie de reportajes sobre las dragas.