Pachamama para la Salud

Wara Vargas Lara

El humo se dispersa con el aire frío de la ciudad de La Paz, mientras la ofrenda para la Pachamama se consume lentamente. Victoria Janco, especialista en medicina tradicional, preparó para este viernes, el penúltimo de agosto, una mesa para la salud de los bolivianos.

Agosto es considerado el mes de la Pachamama o Madre Tierra, por ello se le da las gracias por la cosecha, salud, amor y prosperidad a través de rituales.

Victoria Janco heredó de sus padres los conocimientos de sanación a sus 10 años, cuando los acompañaba en los rituales que hacían en diferentes comunidades. Ahora ella ofrece sus conocimientos en la tradicional calle de las Brujas, ubicada en el centro de La Paz.

Frente a las 4.442 muertes en Bolivia por el coronavirus, hasta este viernes 22 de agosto, la mesa blanca, que es una ofrenda para pedir por la salud, es la más solicitada en la tienda de doña Victoria, que se encuentra en la calle Linares.

“Con esta mesa blanca despachamos la enfermedad. Hace años había la enfermedad de fiebre escarlatina y sarampión y nuestros antepasados se curaban con este ritual”, comenta.

La tradición y la fe en los rituales ancestrales andinas se mantuvieron hasta esta época de pandemia por el virus del Covid-19, que cada día afecta, en promedio, a mil personas  en todo el país.

Pese a que La Paz es la sede de Gobierno, su sistema de salud ha colapsado, debido a que cuenta con un único centro especializado en coronavirus. Por eso las ofrendas se convirtieron en la opción más solicitada hasta por los no creyentes, que en momentos de angustia volvieron tener fe en estos rituales.

Pero estas no van solas, van de la mano de la medicina tradicional basadas en plantas y extractos animales que sirven para diferentes enfermedades, entre ellas para las afecciones pulmonares. La calle de las Brujas y las aledañas ofrecen una diversidad de hierbas sanadoras.

Inicia el día en el negocio de Victoria. Los objetos que van en las ofrendas a la Pachamama y los diferentes artículos de sanación, la rodean mientras recibe pedidos de mesas blancas para salud, por mensajes de WhatsApp.

El feto de llama o sullu, en aymara, es la ofrenda de vida a la Madre Tierra. Es fundamental para los rituales de agosto, cuando —según las creencias ancestrales— la Pachamama abre su boca para recibir las ofrendas de agradecimiento junto con los pedidos de salud y bienestar económico.

“La Pachamama pide sangre y es un intercambio de vida, por eso los sullus son muy importantes porque es como hacer un intercambio para que el coronavirus se vaya tranquilo”, comenta Victoria.

“Los productos son bien seleccionados y traídos desde (las comunidades de) Achacachi, donde los amautas elaboran los productos de sanación. De ahí llega también la medicina del Kharisiri”, cuenta.

El Kharisiri, según la tradición boliviana, es un personaje oscuro que sale de noche y extrae la grasa corporal del cuerpo, para la elaboración de curaciones para las mesas de salud.

En las mesas blancas para salud, se utiliza la grasa de llama.

Victoria prepara la mesa, mientras explica para qué sirve cada uno de los elementos que esta contiene.

Las figuras del coronavirus son dulces y están destinadas a ir en la mesa blanca, para que se consuman con el fuego. Durante este mes, estas imágenes se agotaron por la fe de los creyentes.

Victoria recuerda que figuras como estas eran hechas también para ahuyentar a otras enfermedades como el sarampión. “Antes no había médicos. Esto hemos aprendido de nuestros antepasados” relata.

“Las yerbas son muy importantes y hemos vendido bastante para (combatir) el coronavirus. Nosotros hemos comprobado (su eficacia) en nuestras familias, en nuestros vecinos, porque también hemos agarrado esta pandemia”, dice mientras muestra las hojas de eucalipto. Este, la wira wira, la manzanilla y el matico son las plantas más demandas en esta época.

A punto de terminar el día, la mesa está lista para la Pachamama. “En la ciudad se agradece lo que nos da la economía, lo que nos compramos un carrito, una casa, un terreno; pero en el campo se agradece la producción y se pide que la cosecha salga bien”.

Además de los dulces y los minerales, la mesa también tiene hojas de coca, las cuales se las coloca de forma lenta en el fuego. “La hoja sagrada de coca es lo primordial para poner en la ofrenda. Juntamos doce hojas bonitas. Cada una es un deseo, que tenemos que pedir con fe para que nos vaya bien los 12 meses del año”, explica la curandera.

La fe de Victoria es muy fuerte y transmite, mediante sus palabras y movimientos, la magia de este ritual ancestral y moderno de Bolivia.

Mientras el fuego consume la ofrenda, Victoria precisa que todo debe ser consumido de a poco. “Hay que esperar con paciencia y acompañar con mucha fe que la Pachamama la reciba. Si no se llega a consumir todo, es que no se ha recibido bien tu pedido”, dice.

El ritual termina con la ch’alla, que consiste en que las personas que acompañan el mismo tienen que tomar un vaso de cerveza y dejar caer un poco al suelo, de las cuatro esquinas de la ofrenda, para compartir con la madre tierra.

Se viven tiempos demasiado difíciles en Bolivia,  solo la fe y esperanza en las tradiciones ancestrales dan respiro a muchas familias bolivianas para seguir luchando. Doña Victoria y yo ch’allamos y brindamos ¡Salud!


Wara Vargas Lara
Wara Vargas Lara

es fotógrafa boliviana. Lleva 15 años como fotoperiodista. Actualmente es parte de la comunidad de exploradores latinos de National Geographic y es periodista freelancer para New York Times.