VIH avanza en adolescentes de 15 a 19 años

María Ulo

Los adolescentes no pueden acceder al diagnóstico oportuno del VIH y enfermedades venéreas, porque necesitan la autorización de un adulto. Esta enfermedad ataca más a colegiales varones, debido a que muchos inician su vida sexual a temprana edad y basada en la masculinidad tóxica. También se registra aumento de casos en menores de 10 a 14 años.

Edición 61. Miércoles 13 de julio de 2022

“Te bajonean cuando no has tenido tú primera vez, ‘vos eres virgilio’, ‘¿vos qué sabes?’, así te dicen cuando charlamos entre amigos. Por la presión reiterada mi amigo de 16 años fue a la zona 12 de octubre de El Alto, donde funcionan los prostíbulos, y le transmitieron el VIH”, relata Rolando, quien cursa la Promoción 2022, en un colegio alteño.

Lo vivido por el amigo de Rolando (nombre cambiado) es una situación que muchos adolescentes atraviesan tras haber tenido sexo de forma insegura, a causa de que no tienen la información adecuada de cómo cuidarse en sus relaciones sexuales o acceso a métodos preventivos.

“Las instituciones que trabajan con la problemática hace varios años alertan que se están detectando casos de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) positivos a más temprana edad. Ahora, el tema está sobre todo en los varones adolescentes”, explica Andrea Terceros, gestora del proyecto «Justicia Sexual y Justicia Reproductiva» de Marie Stopes Bolivia, entidad que ofrece servicios de salud sexual y reproductiva.

Esta situación se da porque muchos de los adolescentes inician su vida sexual de forma precoz e insegura, lo que deriva a que se exponen a contraer Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH, según alerta Daniel Rojas, de Plan International Bolivia, organización que promueve los derechos de la niñez y adolescencia.

Rojas estima que las consultas médicas para detectar Infecciones de Transmisión Sexual aumentaron: por cada 10 adolescentes tres son diagnosticados con alguna ITS como sífilis o herpes genitales.

Aumento de VIH en adolescentes

En los últimos años hubo un incremento de los casos en adolescentes con VIH. En 2020 se registraron 295 casos de menores de 15 a 19 años, mientras que en 2021 llegaron a 368, según datos del Programa Nacional ITS/VIH/SIDA/HV del  Ministerio de Salud y Deportes.  El mismo patrón se dio entre las edades de 10 y 14 años, cuando hace dos años se detectaron nueve casos, mientras que en 2022 llegaron a 14.

En ambos rangos de edad, son los chicos los que presentan más casos positivos a VIH. Y esto se repite también en las personas mayores. “Por cada mujer hay dos hombres que portan el virus”, explica la técnica del Programa Nacional de Enfermedades infectocontagiosas del Ministerio de Salud, María Luisa Guzmán.

Así como sucede con niños, niñas y adolescentes, en términos generales (en personas de cero a 80 años) también se ve un incremento: en 2021 subió el número reportado de casos, e a 2.978 en comparación al 2020, cuando se registraron 2.494.

En cuanto a este año, entre enero y abril, se registraron 913 nuevos casos de VIH en Bolivia, de ese número 832 son asintomáticos y el resto, 81 personas, está en etapa de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). El 73% de los casos se concentra entre 15 y 35 años son los más afectados y las ciudades con mayor frecuencia son Santa Cruz, La Paz y Cochabamba.

En 2020, el 97% de los casos reportados se trataba por transmisión sexual, según el Informe defensorial «Evaluación de los servicios de tratamiento de las personas que viven con VIH/SIDA, con datos del Ministerio de Salud. Es decir, que ese grupo de personas no usó condón en sus relaciones sexuales.

Falta de políticas focales

“El problema se agudiza porque no hay políticas públicas efectivas destinadas a las y los adolescentes”, reclama Julio César Aguilera, especialista en psicología de la Salud e integrante de la Red Nacional de Personas que Viven con VIH y sida en Bolivia (REDBOL+).

La Atención Integral de las y los Adolescentes (AIDA) —programa dependiente del Ministerio de Salud y Deportes— brinda atención médica supeditada a la supervisión de los adultos. Esto significa que un o una colegiala que sospecha haber contraído VIH o alguna ITS por sus prácticas sexuales de manera insegura no puede someterse a una prueba para el diagnóstico, principalmente a una ELISA (que detecta el virus), sin la autorización de los progenitores o tutores.

“Esto es catastrófico porque los adolescentes no pueden acceder a los servicios médicos por la burocracia estatal y el impedimento legal del sistema de salud”, protesta Aguilera.

A raíz de esta disposición, las y los colegiales que tienen el VIH no puedan acceder a tiempo al tratamiento y así evitar que este avance, lo que lleva al riesgo que llegue a la etapa SIDA. Esto se debe a que a muchos de las y los chicos les es difícil decirles a sus progenitores que tuvieron sexo inseguro y que, probablemente, tienen alguna enfermedad.

Sexo inseguro y masculinidad tóxica

Muchas adolescentes tienen sexo por primera vez en prostíbulos. Foto: Producción de Rocío Condori.

Como ocurrió al amigo de Rolando, muchos colegiales llegan por presión social hasta los lenocinios, que en muchos casos no facilitan el uso del condón. El director de Desarrollo Integral de la Alcaldía de El Alto, Herlan Cabrera, confirma que hay colegiales que asisten a los lenocinios de la zona 12 de octubre para perder su virginidad.

“El acceso a estos negocios es fácil y económico, cobran hasta 20 bolivianos y los chicos no se cuidan y es un factor que provoca casos de VIH”, afirma.

Al respecto, desde el Ministerio de Salud explican que hay muchas trabajadoras sexuales que acuden a sus controles médicos y portan su carnet de sanidad, pero hay también hay quienes no cumplen con ese requisito porque trabajan en negocios ilegales.

Otro de los elementos que lleva a los adolescentes a tener sexo inseguro es el consumo de sustancias psicoactivas.

“El consumo de alcohol, tabaco, drogas y la presión social son factores que pueden influir en el inicio precoz de la vida sexual de los adolescentes”, remarca Rojas.

Otro aspecto que resaltan los especialistas es que los adolescentes varones sienten mucha presión para demostrar su masculinidad a partir de tener sexo con mujeres.

Terceros explica que uno de los pilares del concepto de la construcción de masculinidad es la heterosexualidad compulsiva que deriva en la necesidad de demostrar que son heterosexuales.

“Que puede llevar a (tener) relaciones sexuales con cualquiera (mujer) para demostrar que el hombre es macho, es creo un comportamiento altamente tóxico y nocivo que desencadena en varias cosas”, lamenta Terceros .

Ausencia de educación sexual integral

Una de las falencias del sistema educativo en el país es que no implica la educación sexual integral, lo que hace que la información que les llega a las y los colegiales sea básica, llena de prejuicios y mitos, o en muchos casos nula. Esta situación se da pese a que la Resolución 001/2022 del Ministerio de Educación establece que «se debe incorporar la educación integral en sexualidad, de acuerdo al desarrollo físico y psicológico de las y los estudiantes para la prevención del embarazo adolescente, ITS, VIH/SIDA y Virus del Papiloma Humano.

“Muchos de los colegios ni siquiera aplican (la educación sexual integral) en un 20 por ciento. La prevención del VIH, ITS y derechos sexuales reproductivos deberían ser parte del programa”, protesta Aguilera.

El acceso a información y educación sexual es un derecho humano de todos, pero principalmente de los adolescentes por ser un grupo en situación de vulnerabilidad, aclara Terceros.

Sin embargo, en Bolivia la pornografía es aún la única educación sexual disponible y de fácil acceso en redes sociales ante la ausencia de las políticas públicas estatales que tengan como foco a un grupo altamente vulnerable.

“El problema no es el inicio de la vida sexual a los 13 o 14 años, sino  que lo hacen con muy poca información y educación sexual nula”, opina Terceros.

Aguilera identifica otro problema: las familias que no acompañan en el desafío de cuidar la salud de los colegiales debido a que hay papás que confunden la educación sexual con promover el libertinaje. Es decir, que creen que hablarles sobre métodos anticonceptivos y que previenen enfermedades venéreas les daría la luz verde para que tengan sexo.

“Las familias no están abiertas para hablar de educación sexual y constituye un obstáculo para proteger a los niños”, dice Aguilera.

Considera que es urgente mejorar los servicios de salud y acceso a la información adecuada y oportuna para mejorar la calidad de vida de los colegiales. Cuestiona que el programa AIDA funcione en las zonas urbanas, pero en algunas zonas rurales no hay atención diferenciada.


María Ulo Choquehuanca es periodista paceña de televisión. Ahora se colocó el reto de incursionar en las crónicas escritas. Trabajó por 17 años en la Red ATB. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Radial 2016.
María Ulo Choquehuanca es periodista paceña de televisión. Ahora se colocó el reto de incursionar en las crónicas escritas. Trabajó por 17 años en la Red ATB. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Radial 2016.